Decídete: estás o no estás.
Me siento como un buscador que ha perdido su tesoro solo para poder volver a buscarlo.
Un juego. Un círculo vicioso.
Entonces se vuelve distinto distinto. El mundo deja de parecer tan malo durante un par de horas, incluso más.
Y llega la risa con su supuesta felicidad y sus besos robados.
Y corres, pidiendo sonrisas como quien pide fuego.
Luego pasa la resaca y te quedas mirando la arena que te queda en los bolsillos mientras buscas un mar abierto, en esta ciudad, a estas horas. En este puto instante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario